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martes, 4 de noviembre de 2008

¿Ética? Pregúntele a un escolar


¿Ética? Pregúntele a un escolar

En el MBA de la Universidad de Notre Dame (particularmente en el Mendoza College of Business), se imparten clases a los estudiantes acerca de cómo tomar decisiones éticas. Estos alumnos, a su vez, se preparan para enseñar a los más pequeños. Las clases se enfocan en las decisiones relacionadas con metas a largo plazo y sus consecuencias, en lugar de la ética tradicional del “se debería o no hacer…”. Los participantes del MBA asisten a un campamento de tres días para aprender sobre el proceso de toma de decisiones y después aplicar el esquema a casos de estudio. Pero la mejor experiencia son las seis semanas que tienen que pasar en las escuelas públicas. Según los estudiantes, enseñar sobre la toma de decisiones a los niños, les permite darse cuenta de que hasta las decisiones más simples pueden albergar elementos de carácter ético."No se trata de tener un cartel en la oficina que diga lo que se debe hacer," dice Katrina Glerum, quien también enseña en Monroe. "Muchas clases de ética crean la necesidad de una autoridad externa que dice qué está bien y qué está mal. Uno debe resistirse a esto. Se tiene que aprender a tomar decisiones por cuenta propia”. En consecuencia, los estudiantes de gerencia están buscando nuevas alternativas para estudiar ética, desde cursos sobre “la espiritualidad en el lugar de trabajo” a “programas realmente rígidos”, que incluyan visitas a las prisiones. “Pero el nivel más peligroso en cuanto a las acciones incorrectas, es el de las cosas cotidianas”, señala Carolyn Woo, decana de Mendoza. Este MBA busca enseñar una manera de tomar decisiones que sea suficientemente simple incluso para los niños más pequeños. La experiencia de campamento es dirigida por Tom Reynolds, quien ayudó a crear el modelo de toma de decisiones, llamado “desarrollo de opciones orientado a metas”. Los estudiantes tienen dos opciones, pero no una positiva en contra de una negativa. El modelo impulsa una selección entre dos consecuencias positivas. Mientras los estudiantes avanzan en el modelo, descubren cómo los resultados pueden afectar sus metas. Y las asignaciones que deben completar los estudiantes también refuerzan este modelo. Pero, a fin de cuentas, la prueba mayor es someterse al escrutinio de un grupo de niños de seis años.

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